Adán,
el hombre primigenio, fue creado a imagen de su arquetipo celeste, reflejando
en las proporciones,
miembros y medidas de
su cuerpo la harmonia mundi, pues en su escala el microcosmo es
semejante al macrocosmo. Los conceptos de proporción y perspectiva
tuvieron una considerable importancia en el Renacimiento, época
donde se desarrollaron ampliamente en el terreno de las artes visuales,
como la plástica y la arquitectura. De ello dio fiel testimonio
Luca Paccioli en su tratado Sobre la Divina Proporción. Con
el Adán Durero ofreció un canon de proporciones, sin
duda influido por las enseñanzas que recogió de los maestros
italianos.
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