EL HUEVO
Tradicionalmente el huevo es considerado como el símbolo que alberga los gérmenes de la manifestación universal (o de un ser particular) que se deben desarrollar en el transcurso del devenir cíclico. El huevo se sitúa, al igual que el corazón, en el centro del mundo, por lo que no es de extrañar que en el tríptico de el Bosco -que recordemos es una imagen del mundo- el huevo ocupe el centro geométrico de todo el cuadro y a partir de él se despliegan y ordenan todas las escenas.