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EL
PENSAMIENTO CHINO: |
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II.
Números, lugares, emblemas adivinatorios
Todas las virtudes que permiten a un Héroe ordenar el Mundo, Yu el Grande las poseía. Fundó pues la dinastía de los Hia, y es a él, se cuenta, que el Cielo confió "las 9 secciones del Hong fan". Esto no significa que el Cielo ofreciera a Yu una disertación en nueve puntos. En la composición literaria que después del fin de los Yin un príncipe de la casa caída recitó al fundador de los Tcheou, se expresaba, nadie lo duda, el saber supremo incluido en el Hong fan de Yu. Pero las meditaciones que había podido inspirar este documento celeste diferían de él de la misma manera, aparentemente, que difieren del verdadero texto del Yi king las glosas literarias que parecen componer este libro sagrado de los adivinos. Sólo, sesenta y cuatro dibujos, los Hexagramas componen el texto verdadero del Yi king: todo el resto no es más que comentarios, ampliaciones, leyenda para ayudar a descifrar los emblemas adivinatorios. Es en estos 64 símbolos gráficos que está contenido un saber, un poder total. Igualmente, sin duda, antes de que fuera puesta en claro en los nueve puntos de la disertación relatada al rey Wou, una Suma semejante de sabiduría se encontraba ya en las 9 Rúbricas del Hong fan –tal como Yu lo poseyó. Hong fan quiere decir "gran modelo" o "plan supremo". ¿Qué podían representar las Rúbricas del Gran Plan, sino una agrupación de símbolos capaces de suscitar lo real así como de imponer al espíritu las ordenaciones de categorías que evocan el orden universal? Dispuestas alrededor del número 5 (emblema del poste soberano y centro del Espacio), ¿qué podían ser estas 9 Rúbricas numeradas, sino, simplemente, los 9 primeros símbolos numéricos? Ciertamente, lo que el Cielo dio a Yu, no fue la glosa del texto, sino su misma letra, o más bien su cifra: fue, modelo a descifrar, imagen hecha de números, el Mundo mismo.
Durante el largo tiempo en que los entendidos no se han metido a criticar las tradiciones con la intención de dar a la historia antigua un aspecto razonable y correcto, los Chinos han identificado el Hong fan otorgado a Yu por el Cielo con un diagrama mítico, denominado el Lo chou, en el que se han dedicado a contemplar una ordenación de los números. Las tradiciones relativas a Yu y al Hong fan se refieren a un conjunto de mitos demasiado coherentes como para que haya derecho a no hacerles caso. Sabido es que Yu el Grande, como convenía a un Fundador o a un Demiurgo, fue a la vez un maestro de forja y un maestro agrimensor53. Recorrió y midió las 9 Montañas, los 9 Ríos, los 9 Marjales, ordenando el suelo que se pudo al fin poner en cultivo, es decir, que se dividió en campos, los cuales eran cuadrados y divididos en 9 cuadrados: en suma, se nos dice, Yu dividió el Mundo en 9 Regiones. También poseía 9 Trébedes. Los 9 Pastores ofrecieron el metal en tributo y, sobre sus calderas, Yu pudo dibujar los "emblemas" de los seres de todos los países, ya que estos "emblemas" le fueron remitidos a título de homenaje por las 9 Regiones. El poder incorporado en ellos mediante estos símbolos era tal que los 9 Calderos valían el Mundo; gracias a ellos, reinaron el orden y la paz en todo el Universo: los diversos seres se mantuvieron quietos en sus dominios, de tal modo que fue posible recorrer sin peligro los 9 Marjales, los 9 Ríos, las 9 Montañas… Así fue asegurada "la unión de lo Alto y de lo Bajo" y "recibido el favor del Cielo"54. A Yu, que poseía con sus 9 Trébedes una imagen del Mundo y el poder sobre el Mundo, el Cielo transmitió las 9 Rúbricas. Fue una tortuga quien se las trajo. Todopoderosas en el Mundo, las tortugas son una imagen del Universo. Si los adivinos pueden conocer por ellas los indicios eficientes que aconsejan los actos eficaces, es porque ellas participan de la longevidad del Universo –y si el Universo les hace partícipes de la larga vida, es porque toman íntimamente parte en la vida universal, viviendo estrechamente envueltas en un habitat dispuesto con arreglo al modelo del macrocosmos: sus caparazones, en efecto, cuadrados por abajo, son redondos por arriba. Las tortugas representan tan bien el Mundo que figuran necesariamente en los mitos en los que se ve a un Héroe trabajar para consolidar el orden universal. Si algún Genio malvado, rompiendo una de las columnas del Mundo, y no dejándole más que tres, hace bascular el Cielo y la Tierra y libra el Universo al Diluvio, un Genio bienhechor puede restablecer la estabilidad volviendo a darle al Mundo cuatro columnas hechas con las patas cortadas de una tortuga55,– pues no habría que dejar a las tortugas desplazarse y nadar libremente, o bien las Tierras partirían a la deriva y las Aguas las engullirían56. Después de que Kouen, monstruo nefasto y tortuga de tres patas, hubo desencadenado las Grandes Aguas que amenazaron engullir Cielo y Tierra57, Yu, que era su hijo, mas un Héroe perfecto por la virtud como por el cuerpo, restableció el buen orden. Supo encontrar la gloria en trabajos míticos que se vinculan al tema del Mundo salvado de las Aguas: una tortuga debía pues figurar en su historia. Yu el Grande, en efecto, redujo las Aguas y disciplinó los Ríos. Por lo tanto pues, un caballo-dragón o el mismo Río, dios con cuerpo de pez o de tortuga58, debió de salir del Río Amarillo y entregarle la Tabla del Río (Ho t'ou); una tortuga debió de salir del río Lo para presentarle el Lo chou (Escrito del río Lo) que es –dice la tradición– el Hong fan. Imagen del Mundo, una tortuga trajo a Yu esta imagen –a Yu quien, él mismo, por su voz, su talla, su paso, podía servir de patrón a todas las medidas: a todo lo que los números están destinados a evocar. Como los 9 Trébedes de Yu, las imágenes salidas de las Aguas fueron conservadas, dice la historia, en el tesoro de los Reyes, Hijos del Cielo; ellos figuraban entre las garantías y los principios de su poder; cuando pereció la Realeza, los Trébedes se desvanecieron en las Aguas y nadie sabe lo que fue entonces del Ho t'ou y del Lo chou… El Lo chou y el Ho t'ou no reaparecieron más que bajo los Song, en el siglo XII de nuestra era. Esto sucedió bajo el reinado de un Emperador que favoreció la geomancia y coleccionó grimorios taoístas; hizo también fundir 9 Trébedes59… Los entendidos no sienten sino menosprecio por el Lo chou y el Ho t'ou de los Song. Estas obras no carecen sin embargo de interés; son simplemente ordenaciones de números: tras largos siglos de civilización brillante, los entendidos chinos no dejaban de atribuir a los emblemas numéricos la función de representar el Universo. Lo esencial, para nosotros, es constatar esta opinión. Su persistencia invita a considerarla como una actitud fundamental del espíritu chino. Pero, desde otro punto de vista, ¿por qué satisfacer a "los falsarios"? Ellos no han inventado nada, no son más que eruditos: se han limitado a traducir gráficamente ideas que no se trata, para nosotros, de hacer remontar a Yu, Héroe mítico, pero que no son menos suficientemente antiguas para merecer nuestro interés. El Ho t'ou de los Song representa [mediante círculos blancos (yang) o negros (yin) según que sean impares o pares] los diez primeros números dispuestos en cruz, con 5 y 10 en el centro (fig. 1): ésta es, se ha visto, la disposición que, para los emblemas numéricos de los Elementos, Orientes y Estaciones, suponen el Yue ling y la primera sección del Hong fan. En cuanto al Lo chou, el diagrama que pretende restituirla se inspira en los datos formalmente testimoniados desde la época de los Han60. Este diagrama (fig. 2), si no es menos interesante que el otro, no está hecho para sorprender mucho más. Los 9 primeros números están dispuestos aquí en cuadrado mágico (alrededor del 5) –tal como se podía prever para una tabla del Mundo ofrecida (por intermedio de una tortuga) a un Héroe que dividió la Tierra (cuadrada) en 9 Regiones (cuadradas).
Redondo en su techo de bálago y cuadrado en su base, el Ming t'ang es una imagen del Mundo –tan perfecta como pueda serlo una tortuga. Los adivinos61 pueden hacer surgir de un caparazón de tortuga un ciclo completo de signos: 360 tipos de fisuras les informan sobre el conjunto de circunstancias de tiempo y de lugar. Las hacen aparecer [sirviéndose del Fuego (= Alto = Cielo)] sobre la parte baja [y cuadrada (= Tierra)] del caparazón. Son las divisiones de esta parte inferior de la concha las que permiten caracterizar las fisuras: una línea axial que va de Atrás a Delante [Atrás equivale a lo Bajo (= Norte) y Delante equivale a lo Alto (= Sur)] divide la concha en dos mitades que son la Izquierda (= Este) y la Derecha (= Oeste); este eje está cortado por 5 rayas que figuran los 5 Elementos; ellas determinan [6 a Izquierda y 6 a Derecha] 12 lugares [que son los lugares de los 12 meses], pero no encierran más que 8 dominios, los cuales (emparejados dos a dos) se disponen formando 4 sectores alrededor del Centro marcado por el cruce del eje medio y de la raya central62 (fig. 3). Así [después de haber (considerando 1 eje y 5 vías transversales) dibujado una cruz de manera a evocar una repartición por 5], se llega [aunque se opera, se dice, distinguiendo 6 categorías (o más bien, tres parejas de categorías, a saber: lo Alto y lo Bajo, la Izquierda y la Derecha, y –también– el Yang y el Yin)] a distribuir el Espacio –en el que los 360 signos podrán aparecer y especificarse– en 4 dominios (dobles) los cuales, sólo ellos, merecen llevar un nombre.
Así mismo, en
el Ming t'ang63,
el Espacio, –en que la circulación real debe suscitar la aparición
del ciclo completo de días que compone un año,– no
se divide más que en 5 dominios denominados (y consagrados a los
5 Elementos) de los cuales uno corresponde al Centro y al pivote del Tiempo,
mientras que los otros 4 representan los Orientes y las Estaciones reales.
Y sin embargo, en el Ming t'ang, también, se encuentran dispuestos,
de manera que corresponda a 12 estaciones reales propicias a la promulgación
de las ordenanzas (yue ling) que convienen a los 12 meses, 8 emplazamientos,
de los cuales 4 ocupan posiciones angulares y los otros 4 (únicos denominados)
posiciones cardinales. Esta ordenación del Espacio sagrado puede
expresarse mediante dos disposiciones arquitectónicas; ambas fueron
preconizadas, en la época de los Han, por los entendidos que pretendían
suministrar a los Emperadores los planos verdaderos de un Ming t'ang.
Según unos, la Casa del Calendario debía dividirse en 9 salas;
según otros, no comprendía más que 5 construcciones
o 5 habitaciones.
Hecho de habitaciones contiguas o de construcciones independientes, el Ming t'ang de 5 salas (fig. 4) dibuja una cruz simple inscrita en un cuadrado (o un rectángulo); el Ming t'ang de 9 salas (fig. 5) ocupa completamente este cuadrado; pero, comprendiendo ambos una sala situada en el centro y, si puedo decir, sin vistas, ambos poseen igualmente 12 caras al exterior: en efecto, cada una de las salas cardinales del Ming t'ang en forma de cruz tiene tres fachadas exteriores [4 x 3 = 12], mientras que, en el Ming t'ang cuadrado, estas mismas salas no tienen más que una fachada, teniendo las cuatro salas en ángulo, en cambio, fachada doble [(4 x 1) + (4 x 2) = 12]. Las dos disposiciones arquitectónicas convienen tanto una como la otra si se trata de disponer alrededor de un centro 12 vistas o 12 estaciones cíclicas. De hecho, los dos sistemas de construcción no se oponen sino porque tienen por objeto traducir dos disposiciones diferentes de los números. Una de estas disposiciones está contenida en el Yue ling. Este tratado sobre el calendario indica las posiciones que el Hijo del Cielo debe ocupar en el emplazamiento del Ming t'ang cuando dicta las ordenanzas mensuales (yue ling). Para los meses iniciales o finales de las diversas estaciones, basta con que el soberano vaya a izquierda o a derecha de una de las cuatro salas cardinales. Es, en cambio, estas mismas salas las que debe ocupar en los meses (solsticiales y equinociales) que constituyen el centro de las 4 estaciones. Sabido es que el Yue ling destina a los tres meses de cada estación un único y mismo número [6 para el Invierno (Norte), 8 para la Primavera (Este), 7 para el Verano (Sur), 9 para el Otoño (Oeste) y 5 para el Centro]. El Ming t'ang de 5 salas es concebido, se ve, para evocar la disposición de los números en cruz simple que el Ho t'ou de los Song debía ilustrar y que el Hong fan implicaba ya (fig. 6).
La disposición en cuadrado mágico cuyo prestigio se ha impuesto a los técnicos del Ming t'ang no gozaba de menor favor entre los teóricos de la adivinación. Vamos a constatar esta aceptación y podremos, al mismo tiempo, comprender la razón de ello. De la misma manera que dividiendo la concha adivinatoria en sectores, se puede, disponiendo los números en cuadrado, llegar a evocar el Total (360) de las circunstancias de tiempo y de lugar que condicionan los trabajos de los adivinos –así como, por lo demás, la obra del Hijo del Cielo en la Casa del Calendario. * El punto de partida de la aceptación de los cuadrados mágicos se halla en un antiguo sistema de especulaciones que conducen a los Emblemas adivinatorios y también a los Números. Lo esencial de este sistema ha sido consignado, varios siglos antes de los Han, en el Hi t'seu. Ninguna obra, a no ser el Hong fan, está más cerca de los comienzos de la tradición escrita. El Hi t'seu forma parte del ciclo del Yi king. Los maestros del Yi king operaban sobre signos suministrados por la milenrama. La adivinación mediante la milenrama, según testimonio de los entendidos que la practicaban, no se sustentaba sobre otro saber que sobre el de la adivinación mediante la tortuga. Estos dos métodos de investigación parecen solidarios y destinados a completarse: el mismo Hi t'seu lo afirma y también el Hong fan, como, por otra parte, el Tcheou li65. Los mitos relativos a la tortuga hacen pensar que el arte de preparar la concha dividiéndola en dominios se vincula con las técnicas utilizadas, para la división de las tierras, por los agrimensores-geómetras. El saber, en cambio, que permite identificar las circunstancias de tiempo (y de lugar) con ayuda de las varitas de milenrama, parece ligado a una técnica de cálculo. Pero los antiguos Chinos evitaban diferenciar la aritmética y la geometría. Números y figuras proporcionaban a los sabios símbolos, prácticamente intercambiables e igualmente poderosos, que hacían fáciles la identificación y la manipulación de las realidades de todo tipo. La palabra que designa las fichas adivinatorias designa también las fichas de cálculo. Cuando echaban suertes y hacían sus cálculos, los adivinos debían conservar, entre el cuarto y quinto dedo de la mano izquierda, una de esas varitas que representaba entonces al Hombre situado entre el Yin y el Yang66. Cuando se dudaba sobre la vía a seguir, se debía igualmente tener en la mano una de estas fichas: ella servía entonces de bastón-piloto67. El carácter que representa a estos bastoncillos se escribe añadiendo la clave del bambú a un conjunto gráfico que representa, se dice, las trazas que un arado imprime en el suelo. Si se añade a este grupo de trazos la clave que representa los campos cultivados en cuadrado, se obtiene un carácter de pronunciación idéntica (tch'eou). Él significa "cultivar la tierra, límites de las tierras, dominios hereditarios". Este signo se emplea para designar a los entendidos (astrónomos, astrólogos, maestros del calendario) dedicados hereditariamente al arte del cálculo… Genio de los números, genio de las figuras, genio gubernamental, genio adivinatorio se confunden… Es justamente la palabra tch'eou la que sirve para denominar las 9 Secciones del Hong fan, las 9 Rúbricas o los 9 Dominios del Gran Plan –que la tradición identifica al Lo chou dado a Yu, el agrimensor, por la tortuga. Pero no es bajo el patronazgo de Yu que el Hi ts'eu se halla situado: es sobre el de Fou-hi. Fou-hi tiene por atributo la escuadra y su mujer el compás. Se les representa siempre abrazados, pues sus cuerpos terminan en un nudo de serpientes68. Encomiado por los defensores del Yi king, Fou-hi ha sido impulsado al primer rango de los autores de la civilización; inventó el sistema de cuerdas anudadas así como la adivinación mediante las varitas de milenrama que fueron los primeros medios de gobierno. Tuvo un nacimiento milagroso: algunos cuentan que su madre lo concibió por efecto de un bastón que flotaba; otros (es la versión corriente) que fue traído al mundo en un marjal célebre por los Dragones que lo frecuentaban. Tenía el aspecto de un Dragón…69. Es pues a él a quien, según la tradición más seguida, un Dragón trajo el Ho t'ou, a él y no a Yu, el fundidor de Trébedes… Pero Dragones y Trébedes se distinguen mal. Por poco preciosos que sean, se halla en los Trébedes los reflejos cambiantes de los Dragones70. Y, cuando un Santo merece atraer a los Dragones, comienza por entrar en posesión de un Trébede. Este último, por lo demás, no le promete la llegada del Dragón más que si bastones de milenrama le acompañan… La Historia no dice que Fou-hi haya encontrado o fundido 1 o 9 Trébedes. Ella sabe únicamente que este inventor de los Trigramas dividió, mucho antes que Yu, el Mundo en 9 Regiones. Es también con ocasión de esta hazaña que a los anotadores de los Anales sobre el bambú se les ocurre relatar una glosa de Tcheng Hiuan en la que este célebre letrado de la época de los Han indica el orden de creación de los Trigramas adivinatorios. Los especialistas de la milenrama operaban manipulando un juego de varitas de manera de obtener un resultado par o impar. Traducían gráficamente este resultado trazando una línea continua –––– (impar, yang, macho) o rota –– –– (par, yin, hembra). Paraban sus operaciones cuando habían dibujado una figura formada por 6 líneas superpuestas. Superponiendo 6 líneas rotas o continuas, se puede componer 64 Hexagramas diferentes. Con 3 líneas, no se puede componer más que 8 Trigramas. Es fácil constatar que cada uno de los (82 =) 64 Hexagramas está hecho de dos Trigramas superpuestos71: los 8 Trigramas resumen pues los 64 Hexagramas. Estos pasan por representar el conjunto de las realidades; aquellos proporcionan, si puedo decir, una representación concentrada del Universo. Para que esta imagen del Mundo sea estimada perfecta, conviene que lleve en sí misma una orientación de los Trigramas. Asimilados míticamente a los 8 Vientos, los 8 Trigramas sirven, en efecto, dispuestos en octógono, para formar una rosa de los vientos de ocho direcciones. El Lo chou se opone al Ho t'ou, y se conoce, tanto para el Ming t'ang como para los Números, dos disposiciones concurrentes: existe igualmente dos ordenaciones de los Trigramas. Ambas eran célebres desde la antigüedad. Lejos de parecer excluirse, parecían dar servicios complementarios. El Chouo koua (que es uno de los principales tratados del ciclo del Yi king) se refiere, según la ocasión, tanto a una como a otra de estas ordenaciones. Una de ellas (fig. 8)72 es notable por una búsqueda de simetría gráfica: es la que la tradición aproxima al Ho t'ou y atribuye a Fou-hi, inventor de los Trigramas.
Traducción: Miguel A. Aguirre. |
2ª Parte |
NOTAS | |
53 | GRANET, Danses et légendes de la Chine ancienne, pp. 482 sgs. |
54 | Ibid., p. 489. |
55 | Véase p. 285. |
56 | Lie tseu, WIEGER, Les Pères du système taoïste, p. 131. |
57 | GRANET, Danses et légendes…, pp. 568, 244. |
58 | Ibid., p. 478, notas 1 y 2. |
59 | Es el emperador Houei-tsong de los Song (1101-1125). |
60 | Se verá más adelante que parece que ellos se remontan por lo menos al Hi ts'eu, obra apenas menos antigua que el Hong fan. |
61 | Tcheou li, BIOT, op. cit., II, pp. 75, 70. |
62 | El eje medio se llama el camino (lou o tao) de los 1000 estadios (li). |
63 | GRANET, op. cit., notas de las pp. 116-119. |
64 | Ta Tai li ki, 66. |
65 | Tcheou li, BIOT, op. cit., t. II, p. 70; SMT, IV, pp. 226-227; Yi king, L.,369 nota y p. 371. |
66 | Yi king, L., 365. |
67 | Ts'ien Han chou, 98, p. 7 b. |
68 | SMT, I, pp. 3-7 |
69 | SMT, I, pp. 3-7 |
70 | SMT, III, p. 484. |
71 | No sostengo que los trigramas hayan sido dibujados antes que los hexagramas. Este es un punto imposible de decidir. Pero no creo que se haya podido, una vez formados los 82 hexagramas, no ver que se reducían a 8 trigramas. Maspero cree en la anterioridad de los hexagramas. Justifica esta hipótesis (contraria a las tradiciones chinas) mediante razonamientos que no alcanzo a comprender y cuyo punto de partida es un gran error de observación. Maspero afirma que, salvo la primera pareja de hexagramas, todos las otras parejas están formadas dándoles la vuelta, siendo el segundo hexagrama de cada pareja el primero dado la vuelta. Pero las parejas 27-28, 29-30, 61-62, no corren el riesgo de estar formadas dándoles la vuelta. Están formadas de hexagramas perfectamente simétricos que, si se les da la vuelta, se reproducen ellos mismos. Por lo demás, sería fácil, pero un poco largo y fuera de nuestro tema, probar que el orden seguido por el Yi king implica la idea de que los hexagramas están hechos de dos trigramas superpuestos. |
72 | Traducción del texto que figura a pie de la figura 8: "Figuras y nombres de los Trigramas en la disposición llamada de Fou-hi. La línea separa los Trigramas machos (M) [aquellos cuya línea inferior (vuelta hacia el centro) es continua (yang)] de los Trigramas hembras (F) [cuya línea de base está rota (yin)]". |
73 | Traducción del texto que figura a pie de la figura 9: "Figuras y nombres de los Trigramas en la disposición llamada del rey Wen. La línea separa los Trigramas (M) machos [aquel que está formado por 3 líneas continuas y los tres que contienen una sola línea continua] de los Trigramas (F) hembras [aquellos que tienen un número impar (3 o 1) de líneas partidas]". |
74 | Este no vale para los cuadrados mágicos del tipo de la (fig. 10) (de los cuales no he encontrado ninguna huella en la literatura china antigua). fig. 10 |
75 | La idea de que los Trigramas son, al mismo tiempo, Orientes y Números no es un juego de erudito: ella inspira todavía en nuestros días un método de investigación extendido en todo el Extremo-Oriente, y por ejemplo entre los Man de Tonkín (cf. BEFEO, VII, 109; el autor de la observación no ha visto todo el interés de este método porque ha creído que se trataba de la disposición de Fou-hi). ¿Cómo determinar, por ejemplo, la parte de la casa en la que una mujer embarazada no debe clavar clavos, so pena de clavar su fruto? Se comienza por dividir la casa en nueve emplazamientos (fig. 12) designados por el carácter centro y los nombres de los ocho Trigramas (orientados según la disposición del rey Wen).
Se escribe a continuación en la mano estos ocho nombres y la palabra centro: esta última se sitúa sobre la segunda falange del dedo medio; en cada lado (por una parte, sobre el segundo metacarpiano y las tres falanges del índice; por otra parte, sobre las tres falanges del anular y el cuarto metacarpiano) se inscriben los nombres de los ocho Trigramas (que se encuentran así situados en el orden como les destina la numeración de Tcheng Hiuan). Siguiendo este orden (sentido de las flechas), se cuenta, –a partir de un punto determinado por el hecho de que el año de la concepción es yin o yang (es decir que ocupa un lugar par o impar en el ciclo sexagesimal),– tantas estaciones como unidades contiene el número del mes en el que ha tenido lugar la concepción: el Trigrama sobre el que uno se detiene revela la orientación prohibida. Sea un niño concebido en el sexto mes del primer (impar) año del ciclo: se parte del centro (impar: 5) y, como en la sexta estación en el orden de las flechas (y de la progresión de los números), se llega a K'an Trigrama del Norte, se sabe que la parte norte de la casa debe ser tabú. Se observará que los números que, en las dos columnas, se enfrentan, suman un total de 10 (estando 5 en el centro): esta disposición en doble columna tiene el mismo valor que la disposición en cuadrado mágico, salvo que, por sí misma, no indica ninguna orientación. |
Antología |