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La tradición hindú nos enseña que la presente humanidad ha entrado en la fase extrema del Kali-Yuga, es decir en el fin del presente Manvántara o era de un Manú1. Este término es el más importante que una humanidad pueda tener que afrontar. Todo fin de un ciclo dado ha de considerarse según dos aspectos principales:
Lo que no se agota es pues justamente el germen del ciclo futuro. Se puede decir que esta sintetización del germen es "pasiva", "oscura", en el sentido de que el germen es "lo que queda". El agotamiento será entonces "activo" y constituirá la parte visible de la actividad en un fin de ciclo. En el marco de un fin de Manvántara, la humanidad dedica así toda su fuerza a este agotamiento de las posibilidades. Aunque estas últimas sean en su aplastante mayoría de naturaleza antitradicional, y hasta contra-iniciática, se olvida ver que una parte de esas posibilidades son de naturaleza tradicional e iniciática. En efecto, parece no comprenderse que el germen no concernirá más que a la humanidad futura y que así la acción tradicional en el final de un Manvántara debe agotar todas las posibilidades tradicionales que no se reabsorberán en el germen del Manvántara futuro. Esta noción de agotamiento tradicional debe permitir aprehender mejor, en este fin de ciclo, el medio tradicional y comprender mejor su acción. Para delimitar este agotamiento, es sin duda útil recordar en qué dominio se reabsorbe el germen del ciclo futuro, o, desde otro punto de vista, en qué dominio se forma el arca. René Guénon escribe:
Se ve pues que el agotamiento concierne a las posibilidades del mundo inferior, dominio de la división y de la "separatividad" así como a las posibilidades del mundo intermedio que se opondrían a la unión del arca si no debieran ser agotadas. Puede decirse pues que es aquello que "se separa" lo que se agota, luego todo lo que se agota se separa. La Tradición3 realiza entonces este agotamiento de los aspectos que tienden hacia una materialización y un formalismo cada vez más acentuados. Las comunidades se dividen en la desorganización y el fraccionamiento de las vías tradicionales en múltiples caminos tortuosos que incluso desembocan de hecho en este mismo fraccionamiento, en callejones sin salida, aun cuando no sean, en principio, callejones sin salida. La Tradición, en un fin de Manvántara, debe enfrentarse a la descualificación, continuamente creciente, de sus miembros. El fin último de un Manvántara no puede dar lugar a una eventual restauración de ciertas formas o aspectos de la Tradición. Cuando los tiempos están próximos todo lo que no pueda ser recogido en el arca debe extinguirse. ¿Hay que pensar que este "instante" es inminente? Si no ¿se ven signos de un hipotético enderezamiento? ¿No debe pensarse que no hay otras posibilidades sino aquellas aminoradas, incompletas, que deben manifestarse antes de la clausura de este Manvántara? Traducción: Miguel A. Aguirre |
Antología |
NOTAS |
1 Principio de esta humanidad. El hombre es así designado como mânava, es decir "relativo a Manú". 2 René Guénon, Symboles fondamentaux de la Science sacrée, Éditions Gallimard, pp.175 y 176. [Ed. castellana: Eudeba, Bs. As. 1976, pp. 139-140]. 3 En la diversidad de sus formas. |