Sabemos que para los alquimistas existe un paralelismo entre
Cristo y la gran obra; su pasión, muerte y resurrección es
asimilada al viaje del iniciado. El descenso y muerte en la laguna Estigia
(aguas pestilentes), como putrefacción, para después renacer
a un nuevo estado de conciencia, es considerado como un viaje paralelo
al realizado por el Salvador, modelo o arquetipo del iniciado. Cristo es
el nuevo Adán que lava el pecado de nuestros primeros padres, restituyendo
a la humanidad su originaria -y siempre actual- condición celeste.
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